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lunes, 6 de julio de 2009

Financiamiento a pequeños emprendedores


Cuando se habla de financiar pequeños emprendimientos, los técnicos y especialistas empiezan a contar sobre los microcréditos que hicieron famoso al actual premio Nobel de la Paz, Muhammad Yunus. Y aplican sistemas de microcréditos pero “con tasas de mercado” (especulativas, usureras, confiscatorias). Con esos teóricos y especialistas podríamos hablar de la razón sinrazón o de la elipse del péndulo y daría lo mismo. No por desacreditar a Yunus justamente a quien reconozco que tiene razón. Sino por desacreditar a los teóricos y especialistas que no son capaces de ver en su propio pasado y sus ancestros que ya usaban los conceptos de Yunus. ¿Porque nos olvidamos de los hechos del pasado? Tal vez la respuesta está en Giambattista Vico, (1668/1744) quien había establecido la evolución de los periodos históricos y un orden secuencial. Hizo también la aclaración que la historia no se repite como círculos sino que más bien es como un espiral creciente que agrega nuevos elementos. Por qué digo todo esto. Porque recuerdo que por ejemplo, en Argentina, el gobierno nacional fundó en 1891 el Banco de la Nación y después lo siguieron gobiernos provinciales. Eran bancos llamados de fomento y desarrollo. Daban pequeños créditos a los productores que de otra forma lo único que les quedaba era caer en manos de los monopolios que en esos tiempos manejaban las economías locales. Actividades como el Algodón, los Cereales y las pequeñas industrias estaban dependiendo de la voracidad o no de sus compradores y así, como me enseñaron mis abuelos, era imposible “levantar cabeza”. Con esas ayudas financieras “de fomento y desarrollo” creció el país junto a sus economías y las personas; pero a partir del año 1976 tras la escusa de suprimir las ideologías de izquierda, se hizo la transformación financiera y bancaria con las nuevas teorizas de la llamada “Escuela de Chicago”. Libre juego de las tasas de intereses y los bancos del estado no debían seguir haciendo fomento. Lo recuerdo muy bien porque yo trabajaba en un Banco del Estado. Se terminaron los microcréditos de apoyo a los productores y en cambio la llamada timba financiera era la que dominaba creando cálculos basados en endeudamientos impagables por parte de los productores. Quiero recordar eso en homenaje a nuestros ancestros y a afirmarme en el reciente discurso del premio Nobel. Estoy convencido desde siempre en lo que él expresa. Para mí, era solo cuestión de esperar los tiempos. Y los que vivimos tiempos pasados, recordárselo a nuestros hijos para que no tengan mala memoria y sepan que ellos pueden crecer orgullosos con sus raíces.